Yerry Cabarcas había estacionado su taxi en un restaurante en la calle 72 con carrera 71, a una cuadra de la Vía 40.

Allí entregaba un domicilio, actividad a la que se dedica desde que recién compró el taxi para ganar el sustento de su familia. 

En el momento en que Yerry estaba descargando la compra empezó a llover. “No pensé que el arroyo iba a crecer tanto, que el aguacero fuera tan grande”, dijo el taxista a Zona Cero.

Indicó que “de un momento a otro, cuando quise darme cuenta ya tenía el arroyo encima. Me di cuenta que el arroyo estaba desplazando el vehículo. Traté de aguantarlo, pero me di cuenta que no podía. Ya el arroyo venía con mucha fuerza”. 

“Desafortunadamente, el arroyo arrastró el carro hasta aquí hasta la calle 72 y pues, causó algunos daños en el vehículo. Me estallaron algunas llantas, se desprendieron los guardafangos y se le metió agua al motor”.

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Casi dos horas después, el taxi de Yerry fue retirado del lugar gracias a una grúa a la que le requirió el servicio.

Con tristeza, el taxista contó que recién lo había adquirido de segunda con un crédito que obtuvo en una cooperativa de la ciudad. “El vehículo es mío, lo estoy pagando, pero está a mi nombre”, relató.

Yerry Cabarcas debe aún 20 millones de pesos de los 23 millones del crédito y ahora requeriría la ayuda ciudadana, pues quedó con las manos vacías al perder el vehículo con el que le llevaba el sustento de la familia.

A las cuotas del crédito de Yerry, se le suman ahora los gastos de la reparación y los ingresos que no obtendrá por los daños mecánicos y eléctricos  del taxi.